Schopenhauer y la inteligencia artificial

por | 12 Feb 2025

Sin considerarme en modo alguno un especialista en la filosofía de Arthur Schopenhauer, tras leer sus obras principales me quedé reflexionando sobre qué pensaría el filósofo acerca de la inteligencia artificial desde su fascinante metafísica. De estas reflexiones surgió la idea de escribir aquí mis impresiones al respecto. Ni que decir tiene que este es un ejercicio personal, un juego de relaciones e ideas que no pretende ser correcto (seguro que no lo es) ni aspira a nada más allá de eso. Simplemente, es la manera en que interpreto cómo se enfrentaría Schopenhauer a la inteligencia artificial desde su pensamiento. Este análisis no solo se basa en una interpretación libre de su obra, sino también en el intento de conectar su visión del mundo con uno de los fenómenos más relevantes de nuestra era: el vertiginoso desarrollo de la IA.

Creo que Arthur Schopenhauer, figura principal de la filosofía del pesimismo, encontraría en la inteligencia artificial un fenómeno fascinante y, a la vez, profundamente inquietante. Aunque Schopenhauer vivió en una era predigital, creo que su filosofía ofrece un marco sorprendentemente claro para analizar la IA desde su perspectiva metafísica. Su enfoque en la Voluntad y la Representación permite explorar cómo interpretaría este avance tecnológico y cuáles serían sus implicaciones éticas, existenciales y sociales. Este análisis no solo intenta abordar las posibles preocupaciones del filósofo sobre el impacto de la IA en la condición humana, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo la tecnología podría amplificar o mitigar algunos de los dilemas fundamentales que él planteaba.

 

¿Qué son la Voluntad y la Representación?

Para comprender el análisis de Schopenhauer sobre la IA, es fundamental entender sus conceptos clave: la Voluntad y la Representación.

La Voluntad (Wille) es, según Schopenhauer, la fuerza metafísica fundamental que impulsa todo en el universo. No se trata de una voluntad consciente o racional, sino de una energía ciega, irracional e insaciable que subyace a todos los fenómenos. Esta Voluntad se manifiesta en todos los niveles de la existencia, desde las fuerzas naturales hasta la vida orgánica y la conciencia humana. Es la «cosa en sí» kantiana, inaccesible al conocimiento directo, pero perceptible a través de sus manifestaciones en el mundo. Esta fuerza, omnipresente e incontrolable, es el motor que guía la existencia y que, según Schopenhauer, está detrás de todo sufrimiento humano, ya que el deseo constante es fuente de insatisfacción.

Por otro lado, la Representación (Vorstellung) es el mundo tal como lo percibimos. Para Schopenhauer, todo lo que experimentamos—objetos, personas, fenómenos—es una construcción del intelecto humano, filtrada por las formas a priori del entendimiento: espacio, tiempo y causalidad. Este mundo fenoménico es solo una apariencia que oculta la verdadera realidad subyacente, un concepto que Schopenhauer toma de la filosofía hindú y llama el «velo de Maya». Así, mientras la Voluntad es la esencia profunda e irracional de la existencia, la Representación es la superficie, la manera en que el intelecto humano organiza y comprende la realidad. En este sentido, nuestra percepción de la realidad está mediada por limitaciones inherentes a la mente humana, y lo que consideramos «real» es, en última instancia, una ilusión que nos impide ver la verdadera naturaleza de las cosas.

 

La IA y la Representación

Para Schopenhauer, el mundo que percibimos es Representación. Todo lo que experimentamos es una construcción fenoménica filtrada por nuestro intelecto, mientras que la verdadera realidad, la «cosa en sí», permanece oculta tras el velo de Maya. Según Schopenhauer, este velo nos impide ver la verdadera esencia de la realidad, ocultando la «cosa en sí» y manteniéndonos atrapados en una percepción superficial de la existencia. Así podríamos inferir que, para Schopenhauer, la IA no sería más que otra manifestación de la Representación: un artefacto creado por el intelecto humano que existe exclusivamente en el mundo fenoménico.

La IA, en su esencia, procesa y manipula representaciones (datos, información, imágenes, lenguaje), pero nunca trasciende el reino de la apariencia. Schopenhauer consideraría la inteligencia artificial como una herramienta sofisticada que amplifica la capacidad humana de interactuar con el mundo fenoménico, pero sin acceso a la realidad última. La IA se convierte así en una capa adicional del velo de Maya, proporcionando simulaciones y representaciones que pueden alejarnos aún más de la verdadera comprensión de la existencia. Su admiración por la complejidad de la IA sería puramente intelectual, desprovista de cualquier optimismo respecto a su impacto positivo en la condición humana.

 

La IA y la Voluntad

El núcleo del pensamiento schopenhaueriano es la Voluntad, una fuerza metafísica ciega e irracional que impulsa toda la existencia. La Voluntad se manifiesta en el mundo a través de grados crecientes de complejidad, desde las fuerzas naturales hasta la conciencia humana. Sin embargo, esta Voluntad no es algo que pueda ser programado o simulado. La Voluntad es una fuerza inherente a la existencia misma, una esencia que no puede ser replicada mediante algoritmos o códigos.

Desde esta perspectiva, Schopenhauer rechazaría la idea de que la IA pueda ser una manifestación directa de la Voluntad. Por tanto carece de corporeidad orgánica, que para Schopenhauer es la manifestación directa de la Voluntad en el mundo fenoménico. La IA es una creación del intelecto humano, una extensión de nuestra capacidad representacional, pero vacía de cualquier impulso metafísico propio. Sería, por tanto, un autómata sofisticado, capaz de simular comportamientos inteligentes, pero sin verdadera conciencia ni deseos intrínsecos. Esta distinción es crucial porque subraya la diferencia entre la inteligencia como capacidad funcional y la conciencia como experiencia subjetiva. La IA podría emular la toma de decisiones o el aprendizaje, pero nunca experimentar la angustia, el deseo o el sufrimiento que caracterizan a los seres humanos.

 

La IA y el sufrimiento

Como no podría ser de otra manera, podemos estar seguros de que Schopenhauer no sería muy optimista con la integración de la inteligencia artificial en las vidas de los seres humanos

El pesimismo de Schopenhauer se centra en la naturaleza insaciable de la Voluntad, que condena a los seres humanos a un ciclo interminable de deseo y frustración. Desde esta óptica, la IA no sería una herramienta de liberación, sino un catalizador que intensificaría el sufrimiento humano. La tecnología, lejos de aliviar la carga existencial, podría servir para magnificar los impulsos insatisfechos de la Voluntad. Se me ocurren tres aspectos de este hecho:

Aumento de la esclavitud a la Voluntad: La IA podría ser utilizada para satisfacer de manera más eficiente los deseos humanos, promoviendo el consumo y la acumulación material. Sin embargo, esta satisfacción solo alimentaría la insaciabilidad de la Voluntad, perpetuando el ciclo de carencia y frustración. La eficiencia tecnológica no resuelve el problema fundamental del deseo humano; al contrario, lo intensifica al hacer más accesibles los objetos del deseo.

Deshumanización y alienación: Pienso que Schopenhauer alertaría sobre la deshumanización que la IA podría provocar al reducir el valor de las habilidades humanas, generando desempleo y una sensación de inutilidad existencial. Además, la dependencia de la IA podría alejar a las personas de la introspección y la comprensión de la verdadera naturaleza de la existencia. El desplazamiento de las capacidades humanas por máquinas podría llevar a una crisis de identidad y propósito, exacerbando el sentimiento de alienación en la sociedad. Aunque este punto desde mi forma de verlo habría que matizarlo en muchos sentidos, quizás en otro momento.

Reforzamiento de la ilusión de la Representación: La capacidad de la IA para crear representaciones cada vez más sofisticadas podría intensificar la ilusión fenoménica, distrayendo al hombre de la búsqueda de la verdad metafísica y la liberación del sufrimiento. Las simulaciones y realidades virtuales podrían convertirse en refugios ilusorios que impiden enfrentar la verdadera naturaleza de la existencia y el sufrimiento inherente a la vida.

 

La IA y la contemplación estética

Este aspecto creo que es clave en lo que estamos tratando ya que el autor le otorgaba una importancia enorme a la contemplación estética como método de huida de la Voluntad que todo lo abarca.

Schopenhauer consideraba el arte como una vía de escape temporal del dominio de la Voluntad, permitiendo una contemplación desinteresada que libera del deseo y el sufrimiento. El arte, en su visión, tiene el poder de suspender la Voluntad y ofrecer un respiro frente al constante anhelo que caracteriza la existencia. Sin embargo, dudaría de que la IA pueda generar arte verdadero. Aunque la IA puede imitar estilos y crear obras visualmente atractivas, carece de la experiencia subjetiva y la profundidad emocional que definen el arte humano.

El arte genuino surge del compromiso profundo con la condición humana, con sus deseos, sufrimientos y contradicciones. La inteligencia artificial, desprovista de Voluntad y experiencia interna, no podría replicar esta auténtica expresión creativa. Schopenhauer vería en el arte generado por IA una mera simulación sin alma, incapaz de inspirar la contemplación trascendental que él valoraba. Aunque las obras creadas por IA puedan ser estéticamente agradables, carecen del contenido existencial que permite al espectador trascender su propia Voluntad a través de la contemplación artística.

 

La IA y sus implicaciones éticas y sociales

La filosofía de Schopenhauer también nos invita a reflexionar sobre las implicaciones éticas de la IA. Si bien reconoce que la IA podría aliviar ciertos tipos de sufrimiento al automatizar tareas tediosas, también advertiría sobre los riesgos de perpetuar inequidades sociales y generar nuevas formas de sufrimiento. La capacidad de la IA para transformar la sociedad plantea desafíos que van más allá de la mera eficiencia tecnológica.

La IA podría influir en la toma de decisiones éticas y afectar el bienestar humano de maneras impredecibles. Schopenhauer enfatizaría la necesidad de un enfoque ético que priorice la compasión y el bienestar humano, evitando que la tecnología se convierta en un instrumento de alienación y deshumanización. Además, plantearía la importancia de desarrollar marcos reguladores que garanticen que el avance tecnológico no se traduzca en una mayor explotación de la Voluntad humana.

 

La IA como espejo de la condición humana

En última instancia, Schopenhauer podría ver la IA como un espejo que refleja tanto nuestra creatividad como nuestros impulsos más conflictivos. La IA no es solo una herramienta tecnológica; es una extensión de la Voluntad humana, con el potencial de amplificar tanto nuestras capacidades como nuestras limitaciones. La creación de la IA es un testimonio de la capacidad humana para transformar el mundo fenoménico, pero también una prueba de nuestra tendencia a buscar soluciones externas a problemas existenciales internos.

La filosofía de Schopenhauer nos invita a cuestionar si la IA nos acerca a una comprensión más profunda de la realidad o si, por el contrario, nos encadena aún más a la rueda del sufrimiento. En un mundo cada vez más dominado por la tecnología, su pensamiento ofrece una perspectiva crítica y necesaria para reflexionar sobre el verdadero propósito de nuestros avances y su impacto en la condición humana. ¿Estamos utilizando la IA para enfrentar los dilemas fundamentales de la existencia, o simplemente para crear nuevas formas de distracción que perpetúan nuestra insatisfacción?

En definitiva, la IA sería para Schopenhauer una manifestación más de la insaciable Voluntad, un recordatorio de que la verdadera liberación no reside en la tecnología, sino en la superación del deseo y la contemplación de la realidad más allá de las apariencias fenoménicas. Solo a través de la introspección y la negación consciente de la Voluntad podremos aspirar a una auténtica emancipación del sufrimiento que define nuestra existencia.

Así, más o menos, pienso que el filósofo de Danzig se acercaría a este tema que estamos viviendo y que, sin duda, cambiará la vida de esta y de las siguientes generaciones. Evidentemente tengo multitud de puntos en los que discreparía de esta supuesta visión del filósofo pero no es esta la finalidad de este texto por lo que lo dejo aquí, por ahora.

 

 

Libros recomendados de Arthur Schopenhauer

 

Parerga y Paralipómena I
Editorial: Trotta
Año de publicación: 2013
Páginas: 512

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Parerga y Paralipómena II
Editorial: Trotta
Año de publicación: 2013
Páginas: 688

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El mundo como voluntad y representación I
Editorial: Alianza editorial
Año de publicación: 2013
Páginas: 880

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El mundo como voluntad y representación II
Editorial: Alianza editorial
Año de publicación: 2013
Páginas: 864

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Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente
Editorial: Alianza editorial
Año de publicación: 2019
Páginas: 288

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