La metafísica de Philipp Mainländer

por | 2 Ene 2025

Hace unas semanas descubrí a Philipp Mainländer cuando comencé a leer su obra más importante, La filosofía de la redención. Esta obra publicada en 1876, inmediatamente antes del suicidio del autor, es un compendio de la filosofía de este pensador tan original. Pero hoy me quería centrar en su metafísica, Mainländer plantea una interpretación del origen del universo que resulta sorprendentemente afín a teorías contemporáneas de la física, como el Big Bang. Mainländer lejos de apelar a un Dios creador, describe un proceso de autoaniquilación de lo que denomina la «unidad simple», un concepto que resuena con la idea de una singularidad primordial: ese punto de concentración absoluta a partir del cual emergen el espacio, el tiempo y toda la realidad conocida.

 

La unidad simple: reposo absoluto y autoaniquilación

En el eje de su metafísica está la «unidad simple», una entidad indivisible, completa y precósmica que existía en un estado de reposo absoluto antes de cualquier multiplicidad o cambio. Mainländer sostiene que esta unidad, actuando desde una libertad absoluta, eligió autoaniquilarse. A esta idea se le denominado «el suicidio de Dios» que no pretende ser un acto creador, sino uno de destrucción deliberada cansado de vivir en soledad. Una transición hacia el no ser que desencadenó la fragmentación de ese ser en los elementos que ahora forman el universo. Este ser no puede aniquilarse de forma inmediata; por ello, de su voluntad de autoaniquilación surge, como paso previo, el universo, que poco a poco irá desapareciendo. Todos los seres que lo habitan conservan, de algún modo, esa misma voluntad de retornar a la nada, tal como lo hizo la «unidad simple» al inicio del espacio-tiempo.

Leyendo esto, resulta inevitable trazar paralelismos con el Big Bang. Si bien la teoría científica no atribuye voluntad a la singularidad inicial, ambas propuestas comparten la imagen de un punto de origen único y compacto que, al desintegrarse, da lugar a todo lo que conocemos. La perspectiva de Mainländer, aunque filosófica, anticipa ciertas inquietudes modernas sobre el inicio del cosmos.

Lo más asombroso es cómo plantea que esta destrucción inicial es también el motor de la diversidad en el universo. Cada fragmento de la unidad simple lleva consigo una especie de herencia metafísica: una voluntad inherente orientada hacia la disolución total. Esta paradoja, donde la creación surge de la destrucción, es una de las ideas más fascinantes de su filosofía.

 

Fragmentación y voluntad universal

Para Mainländer, el universo no es una creación «ex nihilo», sino el resultado de la desintegración de esa unidad original. Cada partícula, átomo o ser vivo no es más que un fragmento de esta unidad, y todos comparten una misma herencia: la voluntad de desaparecer. Este concepto se traduce en un movimiento continuo hacia la nada absoluta, un estado final donde cesa toda existencia.

Esta visión conecta profundamente con ciertas interpretaciones actuales del destino del cosmos, como la muerte térmica del universo o la posible contracción del espacio-tiempo. En ambos casos, la materia y la energía, tras dispersarse y formar estructuras complejas, enfrentan un desenlace inevitable hacia la disolución. Mainländer, sin embargo, interpreta este proceso desde una perspectiva metafísica, afirmando que la voluntad que impulsa el movimiento universal no es otra cosa que una expresión del deseo primigenio de la unidad simple por alcanzar la nada.

Otro aspecto destacable de su filosofía es cómo relaciona esta fragmentación con la vida. Para Mainländer, la vida misma es una manifestación de esta voluntad fragmentada, y los organismos vivos representan etapas transitorias en un proceso que culminará en la disolución final. Esta idea, aunque pesimista, arroja luz sobre la lucha inherente a la existencia: el deseo de persistir frente a la inevitable tendencia hacia el no ser.

 

Tiempo, movimiento y percepción

En cuanto al tiempo, Mainländer lo describe como una construcción subjetiva a posteriori, no como una realidad inherente al universo. Antes de la fragmentación de la unidad simple, no existía ni el tiempo ni el espacio, ya que ambos surgen como consecuencia del movimiento iniciado por la autoaniquilación. Este planteamiento encuentra resonancia en la cosmología moderna, que sostiene que el tiempo y el espacio nacieron con la expansión inicial del universo.

Es interesante analizar cómo entendemos el pasado, el presente y el futuro si consideramos que el tiempo es una conexión a posteriori construida por la razón del sujeto cognoscente. Sospecho que aún me llevará un tiempo entender las consecuencias de esta premisa, pero me parece un enfoque apasionante del problema del tiempo y del que, en principio, creo que en líneas generales no discrepo. Veremos.

 

El destino final: redención a través de la nada

El elemento más sobrecogedor de la filosofía de Mainländer es su visión del destino final del cosmos. Para él, el universo está destinado a regresar a la nada absoluta, un estado que denomina «nihil negativum». Este destino, lejos de ser un simple cese de la existencia, representa la culminación de la voluntad universal: la redención definitiva a través de la desaparición.

Lo que distingue a Mainländer de otros sistemas filosóficos es su interpretación metafísica de este proceso. En su visión, la existencia no es más que una manifestación transitoria de la voluntad debilitada de la unidad simple. Este debilitamiento progresivo culminará cuando todos los fragmentos del universo se unan en un estado final de inercia y ausencia total de movimiento.

Desde esta perspectiva, la muerte no es simplemente un fin individual, sino una expresión local de un proceso universal. Para Mainländer, los seres humanos buscan la muerte inconscientemente, a través de sus luchas, sus deseos y su sufrimiento. Este impulso hacia el no ser, aunque paradójico, es la fuerza motriz del cosmos.

 

Reflexiones finales

Explorar las ideas de Philipp Mainländer es confrontar una filosofía profundamente pesimista, pero también asombrosamente coherente y visionaria. Que un autor del siglo XIX haya planteado conceptos tan cercanos a teorías modernas como el Big Bang o la muerte térmica del universo es un testimonio de su clarividencia.

Quizás más adelante hablemos de otros aspectos de su filosofía más peliagudos e impactantes. Sin duda este filósofo nihilista y profundamente pesimista, cuya filosofía influyó en gran medida a Friedrich Nietzsche y otros autores posteriores, es una figura a tener en cuenta en el panorama del pesimismo del siglo XiX.

Aunque su sistema puede resultar desafiante, invita a reflexiones profundas sobre nuestro lugar en el cosmos. La idea de que la existencia misma está impulsada por una voluntad de desaparecer es inquietante, pero también ofrece una forma de reconciliarnos con nuestra finitud. Estoy seguro de que Philipp Mainländer me acompañará durante mucho tiempo, quizás hasta la nada absoluta.

 

 

Información del libro

Título: Filosofía de la redención
Autor: Philipp Mainländer
Editorial: Alianza editorial
Año de publicación: 2020
Páginas: 443

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